3.6.09

Anoche tenía ansiedad. La boca, toda, seca. Hacía frío en casa. Me aperecían miedos que hace un par de semanas me merodean en la conciencia.
Estaba ascelerado desde qe escuche los rumores del fin de ciclo. Me atrapo el pánico vital de pensar que este es el repentino e inexorable fin de mi carrera. Pensé todo lo malo. Toda la pena. La sentí por mi. Un cagón.
Respire, me fume un par de pitadas de un porro que tenía escondido en unas anteojeras (escondo las tucas prque cuando Irma pasa en la semana a poner orden en casa tira las que vé en el cenizero). Baje, uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho , nueve y diez. Ah, como me cuesta relajar después de actuar. Tengo una adrenalina qe me coloca por demás. Me excita tanto actuar. Me calienta, es mi casi todo.
Baje, post faso y me fui a dormir. Hoy me desperté y pensé en el doctor diciendome la sabia frase: "Sin prisa, pero sin pausa". Otra que porro para frenar. Lo que necesito es claridad en mi pensamiento. Huir del aburgesamiento hostil, de la falsa satisfacción de mi incipiente fama, de la comodidad del ser inserto de lleno en el sistema. Tengo que hacer horas hombre en un mundo incomodo, tengo que crecer. Tengo que relajar el orto y aflojar el cuello. Sentarme a mirar el mundo cada tanto y disfrutar que un día todo se apaga y no hay tu tía.

Tengo que retomar el viaje lento, al menos estar listo para eso. Y más que agarrar todo cuanto vea a mi alcance, setirme Saturno y pensar mis posibilidades como un anillo que me rodea y no me deja de rodear. No hay ansiedad posible en un mundo que no pretende suetar nada. Quiero flotar un poco más en el cosmos.